Capítulo 19

Ni siquiera se lo pensó dos veces, se acercó a mí y me besó tiernamente, cómo echaba de menos sentir sus labios sobre los mios, mientras mis dos amigas nos miraban atónitas.

-¿Eso te responde?-me preguntó con sonrisa pícara.

-Eh...Supongo que sí...-respondí mientras sentía aún a la tierra vibrar bajo mis pies.

-Con eso me basta-dijo sonriendo- ahora tengo que pensar lo que hacer con Lisa.

-¡Mátala!-gritaron Miriam y Paula a la vez.

-Sí, Mike, es buena idea-puntualizé con una sonrisa de oreja a oreja.

-No puedo hacer eso.

-¿¡Por qué?!-gritamos todas a la vez.

-Porque iría a la cárcel.

-Otro con la cárcel...-dijo Paula mirándome a mí.

-¿Cómo que otro con la cárcel?-preguntó confuso.

-Pues resulta que la señorita quisquillosa ha estado todo el plan quejándose de que podríamos ir a la cárcel-le respondió Miriam.

-Encima que lo hago por nuestro bien-dije haciéndome la enfadada.

-Viva la amistad eh-dijo él en tono irónico a la vez que sonreía.

-Verás como empiece a odiarte a ti también-le contesté mirándole de reojo.

-Qué va-dijo seguro de sus palabras.

-Pues ya te odio.

-No.

-Sí.

-Cuelga tu, venga ya, pensad que hacemos con Lisa-nos interrumpió Miriam.

-Pues he pensado que se lo diré todo a la cara, y quiero que tú estés allí.

-Ah, claro un buen plan...Espera...¿¡Qué!? ¿Acaso quieres que esa...Cosa...Me mate?-me quedé realmente sorprendida-además ¿para qué quieres que vaya?

-No te va a matar, y quiero que vayas porque eres tú la persona a la que quiero, a parte de eso...Pensé que te gustaría ver su reacción ¿no?

-Bueno, sí, sí llevas razón.

-¿Y nosotras no podemos ir?-Preguntó Paula.

-Os tendréis que esconder-Le contestó Michael.

-Bueno, bueno eso no importa, ya con ver la cara de Lisa vamos servidas.

-Sí, lo sé-dijo él entre risas-voy a quedar con ella en Neverland.

-¿Cuándo?

-Ahora mismo.

Michael cogió el teléfono y llamó rápidamente a Lisa, ella accedió y nosotras estábamos impacientes por ver el jeto que se le quedaría. Mike pidió una limusina, por cierto, hacía un montón que no me subía a una.

Al llegar a Neverland, una rara pero a la vez confortable sensación me envolvió, es cómo si hubiese vuelto a mi lugar correspondiente, cómo si hubiese vuelto a casa.

Lisa estaba en el caminito de piedras observando cómo llegaba la limusina. Nos bajamos y la sonrisa falsa que tenía en su cara se tornó a una mirada asesina.

-¿¡Qué hace ella aquí!?-gritó.

-No, dilo mejor, ¿qué haces TÚ aquí?

-Cariño soy tu esposa.

-¿Cariño?¿Qué pasa a todos los que estafas les dices "cariño"?-él estaba totalmente neutro, no encontraba ninguna sensación en su rostro.

-¿Cómo que a todos los que estafo?

-Lisa, me he enterado.

-¿De qué?-preguntó ella nerviosa.

-De tu plan, eres como mi padre, sólo piensas en el dinero, dinero, dinero y más dinero, ni siquiera estas embarazada.

-Vaya, eres demasiado listo, pero esto no se acabará aquí, y por cierto, vuelvo a preguntar ¿qué hace ella aquí?

-Ella viene aquí para quedarse.

-¿¡Para quedarme!?-pregunté sorprendida.

-Sí, en cuanto ella se vaya, vienes tú-contestó sonriéndome.

-Ah Lisa, ya hablaremos para lo de los abogados y eso.

-Perderás, no tienes pruebas de mi estafa.

-Eso es lo que tu te crees, venga no tardes más quiero verte fuera de mi casa ahora.

Lisa no dijo nada, se fue hacia la casa sin mirarnos siquiera, de todos modos yo no quería mirarla.

-Muchas gracias-dijo él.

-¿Por qué?

-Por ayudarme a ver cómo es Lisa en realidad y por perdonarme después de todo lo que te hice pasar.

-No las des-le sonreí y le abracé.

"Bienvenida a casa" me susurró.