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jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 2


-Cariño.


-¡Mamá! ¿Qué tal?

-Tu hermano...

-¿Que le pasa?

-Ha tenido un accidente de moto.

-¿¡Qué?!

Genial, toda mi alegría por haber visto a Michael desapareció y para sustituirla apareció un sentimiento de tristeza y preocupación enorme, no sabía qué hacer.

-Si hija, si...-Mi madre tenía la voz llorosa cosa que me apenaba aún mas.

-¿Dónde está?

-En el USC University Hospital.

-En seguida voy.

Colgué el teléfono y salí corriendo sin despedirme de mi jefe. Me fui a la estación de metro y cogí el primer metro que se dirigiese a algún lugar cercano al Hospital.

"El primer metro hasta la primera avenida esta a punto de llegar",oí la voz que provenía de los altavoces informándome de que pronto estaría hay el metro. Pude divisar el metro a lo lejos y en poco tiempo ya estaba en frente mía, estaba muy preocupada por mi hermano, no podía dejar de pensar en él, sólo pedía que estuviese bien, que no fuese nada grave. Al cabo de veinte minutos el metro paró y yo me bajé corriendo, salí por la boca de la estación y el Hospital estaba muy cerca, empecé a correr, estaba exhausta. Cuando llegué estaba sudando, me fui hacia la recepción del hospital para preguntar la habitación en la que estaba mi hermano.

-Perdone señorita ¿me puede decir en qué habitación está Alejandro Martín por favor?.

-En la 298.

-Muchísimas gracias.

Me dirigí hacia los ascensores y había uno libre, apreté el botón, estaba temblando del miedo que tenía a que no estuviese bien, por fín apareció el ascensor, presioné en el botón de la tercera planta y se me hizo eterno el tiempo en el que tardaba en subir, paró y yo salí disparada intentando localizar la habitación 298, no la encontraba y estaba realmente frustrada, me encontré a una enfermera y decidí preguntarle.

-Perdone, por favor ¿ me puede decir donde está la habitación 298? es urgente.

-Si claro, siga todo recto y en el segundo pasillo que se encuentre a la izquierda.

-¡Gracias!

Seguí las indicaciones de la enfermera y por fin llegué a la habitación de mi hermano, entré sigilosamente por si estaba dormido, y en efecto lo estaba, me acerqué a la cama y me quedé una hora mirándole sin ni si quiera pensar en nada, no podía pensar estaba cohibida, pero aunque sea pude comprobar que exteriormente estaba bien.
De repente despertó de su siesta.

-Enano...

-¡Rocío!

-¡Ei! ¿Qué te ha pasado?

-Pues que iba con la moto y me comí un árbol.

-Típico de tí, ¿pero estás bien?

-Perfectamente, pero ya sabes como es mamá se preocupa demasiado.

-Si la verdad es que sí.

La alegría que sentía anteriormente me volvió a invadir, estaba bien, y si él está bien yo lo estoy.

-Gracias por venir a verme hermanita.

-De nada enano, es que no sabía como estarías y yo...

-No si al final vas a ser como mamá.-Se rió a carcajadas.

-Sí un poco, pero estas bien y me alegro muchísimo.

-Si estoy perfectamente la verdad, no ha sido para tanto.

-Noo...Sólo te has comido un árbol.-Dije irónicamente.

-Si pero, me he empotrado contra mas cosas ¿ recuerdas ?

Me vino a la cabeza aquella vez que el cabeza de chorlito que tengo por hermano se empotró contra la pared de la casa.

-Si...Te comiste la pared de nuestra casa.

-Sí, molo mucho.

-Tu estas verdaderamente loco eh.

-Pues sí.

Estuvimos horas y horas hablando hasta que se hizo de noche, y yo estaba realmente cansada, pensé que era hora de irme.

-Bueno torpe que eres un torpe, me tengo que ir.

-Mañana me darán el alta...

-Iré a verte a casa por la tarde si puedo, porque tengo que trabajar.

-De acuerdo.

-¡Adiós enano!

-¡Adiós hermanita!

Salí de la habitación e hice el mismo recorrido que por la tarde, llegué a mi casa a eso de las nueve de la noche, estaba cansadísima y hambrienta, así que comí una hamburguesa, pero me apetecía tocar el piano, recordaba una canción hermosa River Flows In You de Yiruma, así que me puse a interpretarla y sonó el timbre, fui a ver quién era y la verdad es que fue una grata sorpresa.

-¿Qué haces aquí?

-Le pregunté a tu jefe dónde vivías al salir y he decidido venir a verte.

-Mike...No tendrías que tomarte tantas molestias por mí, nos acabamos de conocer y tú eres famoso.

-No me importa, quiero conocerte mejor, me has caído muy bien.

-Y tú a mi, anda entra no te quedes hay.

-Gracias.-Esbozó esa preciosa sonrisa suya que hacía que me alegrara el día.

-¿Quieres algo de beber? No sé un té o algo así.

-No no, gracias. He oído como tocas el piano, suena hermoso.

-Oh...Qué vergüenza.

-¿Vergüenza por qué? Sonaba realmente precioso.

Me sonrojé por que nunca me habían dicho algo así, y menos alguien tan especial.

-Oye...

-¿Qué ocurre?

-Me apetece jugar a algo.

-Yo sé a que.

-¿A qué?

-¡Al escondite!

Soltó una carcajada que sonaba un tanto infantil pero me encantaba.

-Muy bien, siempre gano yo.

-Conmigo no, soy especialmente buena.

-Pues entonces como creo que eso es mentira señorita, creo que le concederé el honor de empezar a contar usted.

-Muy bien si usted lo desea así caballero.-Le saqué la lengua en signo de burla hacía él y se rió.

Estuvimos horas jugando, hasta por fuera de la casa, parecíamos niños pero era muy divertido, se me pasó el tiempo volando y entonces si que estaba cansada.

-Oye creo que me voy a dormir, estoy cansada.

-De acuerdo yo me iré al hotel.

-Gracias por visitarme.

-De nada, oye ¿puedes pasarte mañana? tengo algo para tí.

-Lo intentaré pero tengo que visitar a mi hermano antes.

-De acuerdo estaré allí toda la tarde.

-Adiós.

-Hasta mañana.

Se despidió con un abrazo y se fue andando, yo me metí en la casa y me fui a dormir que ya era tarde y necesitaba descansar después de un día tan ajetreado.



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