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viernes, 2 de abril de 2010

Capítulo 4


Me acerqué a él con ademán de besarle pero el me tapó la boca con su mano y me alejó un poco, se acercó a mi y me susurró:


-Es demasiado pronto.

Yo quería hablar pero seguía tapándome la boca con su mano, era algo incómodo, pero llevaba razón era demasiado pronto, aunque yo le quería no sabía sus sentimientos, cometí un error al intentar besarle, así que cogí su mano y la aparté de mis labios para intentar pedirle perdón, porque realmente me sentía fastidiada.

-Lo siento no debería...

Me dio un abrazo lo que hizo que mis pulsaciones fuesen a mil por hora, ni siquiera me dejó terminar de hablar. Nos pasamos un gran rato abrazados en la acera, podía oír sus pulsaciones, estaban aceleradas, se me ocurrió mirarle y me fijé en que estaba rojo, pero aun así era hermoso. De repente me soltó dulcemente y se puso a mirar su reloj.

-Vaya mira que hora es, debo irme, mañana pasaré a recogerte quiero llevarte a un sitio especial.

-Te he dicho varias veces que no debes tomarte tantas molestias por mí.

-Es que quiero tomarme estas "molestias" como tu dices, porque son para ti, pero te aseguro que no son molestias.

Me sonrió me cogió de la mano y me besó en la frente. Vi como llegaba una limusina y aparcaba enfrente nuestra.

-Hasta mañana, recuerda...Vendré a recogerte.

-Si, hasta mañana.

Me dedicó una sonrisa y se metió en la limusina, me quedé mirando como se iba alejando poco a poco, cuando ya no la divisaba entré en casa y me senté en el sofá para reflexionar sobre todo lo que me había pasado ese día, al cabo de un rato me cansé de pensar en todo aquello y me fui a cenar, estaba cansada, y el día fue realmente extraño para mí, así que decidí irme a dormir porque supuse que el siguiente día iba a ser muy divertido y necesitaba tener todas mis fuerzas.

A la mañana siguiente oí un ruido de motor de moto y me desperté rápidamente para asomarme por la ventana y ver quien era el que estaba haciendo semejante ruido, la sorpresa me la llevé al comprobar quien era, no pude evitar reírme.

-¡Buenos días princesa!.-Gritó desde la carretera.

-¡Jaja bueno días...Motorista!

Aparcó la moto y se acercó a la ventana.

-¿Qué tal has dormido?

-Genial, y podría estar dormida aun si no fuese por ti.-Me dí la vuelva y le dí la espalda, me hice la enfadada, pero en realidad me estaba riendo.

-No te enfades, por favor.

Me giré de nuevo y me encontré con su maravillosa sonrisa, había hecho que me despejase por completo.

-No podría enfadarme contigo, ahora si me permites me voy a vestir.

-Si, si claro.-Agachó la cabeza y se sonrojó.

Yo me fui hacia el armario y saqué la ropa, me fui a la ducha, me vestí y peiné. Después salí a la ventana para comprobar si seguía hay y estaba sentado debajo de un árbol con el gorro en la cara y decidí hablarle.

-¡Ei Mike!

-¡Dime!

-Ven hombre no me hagas gritar.

Se acercó a mi y se apoyó en el borde de la ventana.

-¿Me darás tiempo para desayunar?

-Sí, pero aquí no, vamos a otro lugar, sal y te llevaré en la moto.

-Espero que no me mates.

-Se me da mejor de lo que tu te crees eh.

-Eso habrá que verlo.

Salí de la casa y vi a Michael, él ya estaba subido en la moto y yo me dirigía hacia ella.

-Ten el casco.

-¿Tu no llevas?

-Si ahora me lo pongo esta aquí ¿ves?.-Me dijo señalando a sus pies, y efectivamente hay estaba el casco.

-De acuerdo.

Me puse el casco y me subí a la moto me aferré a él con todas mis fuerzas, porque la verdad era que pocas veces me había montado en moto, estuvo un largo rato conduciendo, iba suave, llevaba razón no se le daba nada mal conducir la moto, el paisaje era estupendo, pasamos por delante de la playa y podía ver las palmeras y escuchar el sonido de las olas, el cielo estaba completamente despejado y el sol era espléndido, también podía oír a las gaviotas, iba totalmente relajada.

-¿Qué tal vas?

-Estupendamente, conduces de maravilla.

-Te lo dije.-Dijo él con todo de superioridad pero a la vez simpático.

Esbocé una sonrisa, me sentía feliz y libre al estar con él.

-¿A dónde vamos?.-Dije al observar que nos dirigíamos hacía el bosque.

-A mi lugar mágico.

-Vale...

-Te encantará.

-Seguro que sí.

Había sombras, provocadas por la altura de los inmensos árboles, todos recubiertos de hojas verdes, podía oler el aroma que desprendía de los pinos, de repente paró la moto en un especie de descampado, el suelo estaba cubierto de flores de todos los colores, había una manta y una cesta llena de comida, aun había sombra de los árboles en el descampado.

-¿Qué te parece?

-Todo esto es hermoso Mike, gracias por haberme traído aquí.

-No me tienes que dar las gracias, te las doy yo a ti por acompañarme, pero recuerda que no le puedes decir a nadie donde esta esto, es el único lugar donde puedo descansar de todo.

-Tranquilo puedes confiar en mí.

Esbozó una sonrisa cálida lo que hizo que yo también sonriese.

-¿Comemos?

-Si claro.

Nos sentamos en la manta y empezamos a comer tranquilamente, a veces pude observar como Michael me miraba, y yo también le miraba, o charlábamos sobre nuestras vidas, nuestros pasados, sobre qué queríamos llegar a ser, o sobre lo que éramos, a veces me contaba tonterías o se dedicaba a hacer el payaso y sonreír, esa era una de las muchas cosas que lo distinguía de un adulto, no tenía miedo al ridículo, ni a divertirse. Nos lo pasamos realmente bien, estuvimos toda la mañana allí jugando y divirtiéndonos.

-Oye, quiero que te quedes a dormir hoy conmigo, veremos pelis, comeremos palomitas y en fin, nos divertiremos.

-Será genial.

-Entonces si quieres nos vamos ahora, pero tengo que pasar por Neverland para recoger algunas cosas.

-¿Por Neverland?

-Si, por Neverland.

-¡Genial!

-Veo que te entusiasma la idea, pero antes tenemos que recoger todo esto, no podemos dejarlo aquí tirado.

-Si.

Empezamos a recoger y cuando terminamos lo tiramos todo a unos contenedores que había cerca de allí, nos dirigimos a la moto, nos montamos y fuimos hasta Neverland.
Todo aquello me parecía un verdadero sueño, pero si lo era no quería despertar jamás, porque podría ser que si me despertaba desaparecería todo lo que mas quiero y mas he deseado siempre, lo demás no me importaba solo quería seguir estando con Michael, solo eso.









1 comentarios:

nathalie dijo...

wow rocio ! me encanta tu novela!!
la estoy empezando a leer y ya me engancho :)
te felicito y síguela pronto !