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jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 3



Esa noche descansé plácidamente, al día siguiente sería sábado así que no tendría ningún inconveniente en ir a ver a Michael por la mañana y pasar toda la mañana con él y por la tarde podría ir a ver a mi hermano, iba a ser un día movidito pero sólo quería que amaneciese para ver a Michael, tuve demasiada suerte al conocerle.

Se hizo de día muy pronto, me levanté a las diez de la mañana, desayuné, me duché y arreglé un poco la casa, después me dispuse a llamar a un taxi porque el hotel Four Seasons me pillaba un poco lejos, no se qué sorpresa tendría para mí Michael, pero aunque lo conocía desde hacía poco podía ver en sus ojos el alma de niño que tenía, era algo que me encantaba porque podía llegar a ser muy niño pero a la vez muy hombre, había veces que me quedaba un poco pillada mirando sus ojos porque realmente eran hermosos como todo él la verdad.

El claxon del taxi interrumpió mis pensamientos. Salí a la entrada de la casa y pude ver el taxi, me dirigí a él y me subí, el taxista me daba algo de conversación en el trayecto para no aburrirme, eso era lo que me encanta de viajar en taxi que puedes encontrarte con gente de muchos tipos, pero también me gustaba admirar los árboles que ya estaban en flor por la primavera, eran preciosos, y el cielo azul decorado con algunas nubes blancas como algodones de azúcar, podía soñar despierta admirando aquel paisaje, podía soñar con Peter Pan que surcaba el cielo volando tranquilamente y a campanilla a su lado, siempre ella, protegiendo a Peter de todos los riesgos que sufriese, era maravilloso.

Por fin paramos en la entrada del hotel, le pagué al taxista y salí del taxi, entré al hotel y era maravilloso, la entrada enorme con las paredes de un tono crema y el suelo de mármol, en el centro había una gran mesa con un gran jarrón lleno de flores, había unos cuadros espectaculares en las paredes, a la derecha se situaban los ascensores y la entrada a la cafetería, y a la izquierda la recepción y las inmensas escaleras que conducían a las habitaciones y de mas salas que este majestuoso hotel contenía, decidí dirigirme a la recepción y preguntar por Michael a la señorita rubia que estaba allí sentada mirando el ordenador.

-Perdone.

-¿Usted es la señorita que está esperando el señor Jackson?

-Si, al menos eso creo.

-Está bien, acompáñeme.

Seguí a la mujer hasta una sala que estaba cerrada.

-El señor Jackson me dijo que usted debía esperarlo a él aquí dentro.

-De acuerdo.

La chica abrió la sala y cuando entré me quedé boquiabierta, era una sala llena de libros, una inmensa sala llena de libros, de todo tipo, infantiles, de misterio, de toda clase de libros que una se podía imaginar, había una gran iluminación y un gran ventanal con unas cortinas preciosas, había varios sillones de tapizado rojo y unas pequeñas mesas, las estanterías eran de un color madera oscuro y tenían escaleras ya que eran altísimas estaban repletas de libros.

-¡Estas aquí!

-¿Qué es todo esto? No deberías tomarte tantas molestias por mi Mike.

-¿Mike?

-Sí...¿No te gusta que te llamen así? Dejaré de hacerlo si así lo deseas.

-No, no al contrario me encanta que me llamen Mike.-Esbozó una gran sonrisa mostrándome así sus dientes perfectos.

-De acuerdo, ¿cómo sabías que me gustaba leer?

-Cuando chocamos en la calle ibas metida de lleno en la lectura, me fijé en eso y decidí alquilar esta sala para que tu y yo leamos juntos.

-No deberías hacer tanto por mí, yo no tengo nada que ofrecerte a ti a cambio.

-Con tu compañía ya me lo das todo.

Fue lo mas bonito que me habían dicho en la vida, nos quedamos durante un gran rato mirándonos hasta que él nos interrumpió a los dos.

-Te dije que sólo estaría aquí un mes ¿no?

-Sí...

-Pues vamos a aprovecharlo, jamás tengo tiempo libre pero estoy intentando conseguir este mes libre para pasarlo contigo porque creo que aun tienes ese niño que todos tenemos dentro pero que al final acabamos perdiendo cuando nos convertimos en adultos, es una verdadera pena y hay poca gente que lo conserva, da la casualidad de que yo te he encontrado a ti y que tu tienes aun a ese niño dentro de ti. Me iré un día de estos, pero volveré a buscarte.

-Puede ser que yo tenga a ese niño dentro de mi Mike, pero tengo un trabajo ¿sabes?

-Yo también, y bueno, como ya has podido comprobar yo consigo todo lo que me propongo, así que te he conseguido este mes de vacaciones, espero que no te importe.

-No, no me importa en absoluto, y más si voy a pasar este tiempo contigo, nos lo pasaremos en grande.

-¡Sí! ¡Será genial! Tengo un montón de planes.

-Vaya si que eres rápido.

-Sí, pero quiero disfrutar a tope.

Nos pasamos la mañana charlando y ojeando algunos libros, hasta que se hizo tarde y tuve que irme a ver a mi hermano.

-Mike tengo que irme a ver a mi hermano.

-No importa iré contigo.

-¿En serio?

-¡Sí! Quiero conocerlo.

-Esta bien, gracias.

Me acompañó hasta la salida yo tenía la intención de pedir un taxi pero...

-De eso nada, yo tengo una limusina.

-¿Quieres que yo vaya en limusina contigo?

-Claro, ir en limusina es lo más, hay televisión y todo.

-Entonces voy.

-Sabía que no te negarías.

-Jamás me negaría a algo que tuviese que ver contigo.

Él sonrió y me guió hasta el aparcamiento donde estaba situada la limusina, me abrió la puerta gentilmente y me subí, estaba fascinada era enorme y era verdad lo que dijo Michael, tenía televisión, era genial todo.

Llegamos rápidamente hasta mi antigua casa, estaba la moto destrozada de mi hermano y el coche de mi padre así que supuse que él también estaría, nos bajamos de la limusina y nos acercamos a la puerta. Toqué el timbre y nos abrió mi madre.

-Hola cariño, hola Michael...¿¡Michael Jackson?!

-Si señora.

-Hola mamá.-Dije avergonzada, estaba sonrojada lo supe por que un calor invadió mis mejillas, entré cabizbaja por la vergüenza.

Michael me cogió de la cintura por detrás lo que hizo que me estremeciese.

-No te preocupes.-Me susurró.

-No no si preocupada yo no estoy.

Seguimos avanzando hasta llegar al salón donde estaban mis dos hermanos y mi padre viendo la televisión.

-Hola.-Saludó Michael como si todo fuese lo mas normal del mundo.

Mi hermano se acercó a él con curiosidad le miró y le dijo:

-Tu eres Michael Jackson ¿no?

-Sí.-Respondió Mike con su sonrisa en la cara.

-¿Qué eres el novio de mi hermana?

-Eh...

-¡Aleeex!¡Hermanito mío querido ven!

Se acercó a mi lentamente.

-¿Qué pasa?.-susurró, lo que hizo que yo también le hablase susurrando.

-Enano, ¿cómo va a ser mi novio? Es famoso, y nos acabamos de conocer por casualidad ¿Vale?

-Venga ya pero si desde pequeña estas colada por él, que yo me acuerdo.

-Si yo si, pero él no está colado por mí así que no digas idioteces.

-De acuerdo.

Mi hermano se alejó y se sentó al lado de mi padre, Michael también se sentó a su lado, no lo comprendía era todo tan normal, no se...Era raro...Estaban mi padre, Michael y mi hermano tan tranquilos viendo la televisión y comentando sobre lo que salía. Yo me pasé la tarde con mi madre y admirando la belleza de Michael.

-Bueno, es tarde debemos irnos ya.-Dije yo con ademán de intentar que Mike se desenganchase del partido de fútbol.

-Si ya es hora de irnos.

-¡Adiós! Vendré a visitaros otro día.

-¡Adiós hija!¡Adiós Michael!

Salimos corriendo de allí, tenia ganas de irme ya la verdad.

-Tu familia es encantadora.

-Bueno...Un poco.

Se rió a carcajadas.

-Bueno, creo que debería acompañarte a casa.

-¿Vamos andando? Esta cerca de aquí.

-Esta bien.

El trayecto hasta mi casa se hizo silencioso, sólo admirábamos las estrellas, pero como siempre Michael interrumpió ese silencio con su melodiosa voz.

-¿Sabes? Quiero ir a las estrellas.

-Y yo, son preciosas.

-Si...Quiero volar hasta ellas.

-Sólo hay una manera de hacerlo y es dejando volar la imaginación.

-Si, llevas mucha razón, me encanta tu forma de expresarte, tan madura pero a la vez tan sincera.

-Bueno a mi me encanta tu forma de ser, eres realmente único, es cómo, si de algún modo los dos encajáramos en el mismo puzzle.

Michael se acercó demasiado a mí tanto que casi no había distancia entre nosotros y enrrendó una mano en mi pelo mientras que con la otra sujetaba mi barbilla.

-Eres realmente especial.-Dijo él acercándose aun mas a mí.




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