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lunes, 5 de abril de 2010

Capítulo 8


-Te dije que anoche estuve hablando con mi mánager...


-Si ¿y qué te ha dicho, es algo bueno?


-Medianamente...Pero no creo que te guste mucho la idea.


-Me vas a hacer daño ¿verdad?


-Sí...Y no quiero, lo último que quiero es hacerte daño pero...


-Dímelo ya Michael, no quiero esperar más...Porque sufriré mas...


-Verás como te dije anoche estuve hablando con mi mánager...Y me dijo que tenía que adelantar dos semanas el viaje, lo que supone que tendré que salir mañana, por lo tanto este es nuestro último día juntos.


-¿Volverás?


-No lo sé, pero te echaré de menos, jamás te olvidaré.


-¿A qué hora te iras?-Luchaba por no llorar pero tenía un nudo en la garganta y casi no podía articular palabra, me costaba mucho.


-A las siete de la mañana.


-De acuerdo...-Finalmente una lagrima recorrió mi rostro y Michael me la secó con su mano.


-No llores, se me hará mas díficil irme si la última vez que te veo sea llorando.


-Entonces eso quiere decir que esta noche no duermes en el Hotel...


-No, tengo que arreglar unas cosas, así que prácticamente no dormiré.


-En ese caso, es...Mejor que me vaya a mi casa a dormir...


-Si así lo prefieres...


Se acercó a mí me abrazó y me besó, pero ese beso fue agrio no fue tan tierno y dulce como los demás, se notaba que eso era una despedida...


-Jamás olvides que te querré por siempre-Me besó en la mejilla y desapareció en la oscuridad.


Yo estaba realmente destrozada, me sentía hundida, abandonada, despreciada, pero tenía que olvidarme de él...Sabía que era algo imposible pero ¿qué perdia al intentarlo?.

Pedí un taxi y llegó en seguida, y yo sólo pude llorar cuando iba en el taxi, supuse que mi casa estaba cerca así que le pedí al taxista que me dejara en la calle, le pagué y seguí andando hasta delante buscando mi casa...Pero no la encontré, estuve dando vueltas en círculos hasta que me cansé y me quedé en un banco, cuando empecé a quedarme dormida estaba casi amaneciendo en ese momento oí su voz de nuevo, me levanté y abri los ojos para verle con su sonrisa y su mirada tierna pero no estaba, todas mis esperanzas se esfumaron, fue mi estúpida e incrédula cabeza acostumbrada a su voz, ya estaba tan acostumbrada...
Decidí ponerme a encontrar otra vez el camino a casa, ese parque me sonaba, aunque no sabía de que, me incorporé y caminé todo recto, estaba totalmente perdida, me sentía mal, no quería seguir aquí, quería irme, sacarme todo de la cabeza, empezar de cero,pero...JAMÁS podría olvidarme de Michael...
De repente recordé que llevaba el móvil encima, así que se me ocurrió llamar a mi hermano para que me recogiese, pero no sabía darle las indicaciones necesarias, me dí la vuelta y divisé un pequeño puestecito de chucherías, pensé que podría entrar a preguntar dónde estaba, cuando entré a la tienda no había nadie dentro, había un olor dulce como a algodón de azúcar, de repente apareció una señora mayor por la puerta que había dentro.
-¿Qué desea?-Dijo la señora esbozando una sonrisa.
Era un señora de pelo blanco canoso recogido en un moño y unos ojos azules turquesas increibles, daría lo que fuera por cambiar mis ojos marrones por esos ojazos. Me acerqué al mostrador.
-Perdone, me he perdido y quisiera saber donde estoy para que pueda salir de aquí.
La señora, fue muy amable, me dejó entrar a la sala que había dentro de la tienda y fue a buscar un mapa para señalarme concrétamente donde estaba, cuando terminó me ofreció una piruleta, me trataba como una niña pequeña pero me encantaba. Me despedí de ella y salí al parque a llamar a mi hermano. Saqué el móvil y marqué su número.
-¡Enano!
-¡Hermanita!¿Qué ha sido de tí?
-Ya te contaré ahora necesito que me recogas...
Le dí la dirección y a los veinte minutos ya estaba allí.
-Hola.
-Hola, eres tonta mira que perderte-Dijo intentando aguantar la risa para parecer serio.
-No me perdí a propósito.
-Bueno y ¿qué ha pasado con Michael?
-Se va...Y me deja aquí...-Intenté guardarme las lágrimas, pero no podía aguantar mas, necesitaba un abrazo y mi hermano me lo proporcionó.
-Gracias hermanito, realmente, necesitaba un abrazo.
-De nada, parece que estás muy mal eh...Te llevaré a casa de mamá y papá.
-No, estoy bien-Le mentí para que no se preocupase por mí, sabía cuidarme sola, o al menos eso creía-Llévame a mi casa.
-Esta bien, súbete.
Me subí a la moto y mi hermano me llevó direcctamente a casa, parecía que estaba muy lejos pero llegamos muy pronto.
-Gracias por traerme enano.
-De nada y no estés triste ¿vale?
-Lo intentaré.
Han pasado dos semanas desde que me sucedió con Michael, no sabía nada de él, solamente lo ví una vez por televisión, estaba en Bulgaría preparandose para unos conciertos.
Me puse a leer un libro y estuve un rato inmersa en la lectura, de repente sonó el teléfono, mire la pantalla pero no sabía quién era.
-¿Hola?
-Hola...
Era él, era su voz, tenía un tono preocupado.
-¡Michael!¿Qué tal todo?-Intenté actuar como si no hubiera pasado nada.
-Te echo de menos y estas últimas dos semanas han sido las dos peores de mi vida.
-Yo también te echo de menos, he estado fatal...
-Te prometo que en cuanto termine lo que tengo que hacer aquí iré a por ti y desapareceremos, pero de momento lo único que puedo hacer desde aquí es enviarte cosas, tengo una sorpresa para tí no tardará en llegar, me tengo que ir, te quiero, no lo olvides.
-Gracias, yo también te quiero, demasiado, jamás podría olvidarlo.
Colgamos los dos y en ese momento tocarón en la puerta.

domingo, 4 de abril de 2010

Capítulo 7


Hasta que tocaron suavemente en la puerta, Michael se levantó y se dirigió hacía la puerta cuando abrió se dio cuenta de que había un montón de paparazzis amontonados con cámaras y micrófonos, todos gritando e intentando entrar en la habitación. Todos preguntando cosas cómo "¿es verdad qué está manteniendo una realición con dos personas al vez?", quería ir a pararles y echarles pero sabía que si iba empezarían a especular sobre todo y a inventar mentiras como siempre han hecho.


-No podéis entrar aquí ¿quién os ha dejado entrar?.-Michael estaba confundido y algo molesto.

No se podía oir nada con tantas voces que había, pero por fin llegaron los de seguridad y los echaron a todos.

Michael se sentó en un sillón seguía algo confundido, ni yo misma podía creerme que no le dejaran ni dormir, me senté a su lado sin decir nada hasta que el mismo interrumpió el silencio.


-Es mejor que te vayas a dormir.


-No, me quedaré aquí contigo...¿estas bien?


-Sí, solo que no puedo creerme que se hayan colado en el Hotel y nadie les haya advertido de que no podían entrar aquí sin más.


-Tranquilo, la próxima vez que vuelvan a hacerlo no se saldrán con la suya, estaré yo de por medio.


-No es mejor que no te entrometas porque sino...Es cuando si que la liaran, mantente al mejor es mejor para los dos-Sonrió y miró el reloj que estaba en la repisa-Vaya mira que hora es, será mejor que nos vayamos a dormir, pero antes tengo que hacer unas llamadas así que vete tu primero.


-De acuerdo-Le besé levemente y me fui a dormir.


Oí como hablaba por teléfono, al cabo de un colgó y se tumbó en la cama me acercó a él y empezó a acariciarme y besarme el pelo, de ese modo caí en un profundo sueño.

A la mañana siguiente me despertó él con un dulce susurro en mi oido.


-Despierta dormilona.


-Buenos días Mike.


Me dedicó una sonrisa se acercó a mí y no se le ocurrió otra cosa que hacer que revolverme el pelo con la mano.


-¿Cómo ha dormido mi bella durmiente?


-Genial-Me estiré y él se rió.


-Muy bien, hoy tenemos un día ajetreado quiero presentarte a Liz Taylor, si no te importa claro.


-No, no me importa, será un honor conocer a la eterna Cleopatra-Sonrió, se dirigió al armario cogió algo de ropa y se metió en el baño.
Yo me fui hacia el balcón y me quede mirando el paisaje un buen rato, estaba absorta en mis pensamientos, en todo lo que me había pasado, era algo mágico, algo...Realmente especial, nada podría estropearlo, ni si quiera esos estúpidos paparazzis.
De repente Michael se acercó por detras me cogió por la cintura y puso su cabeza en mi hombro haciendo que yo me sonrojara.
-¿Precioso verdad?-Me preguntó él.
-Sí, realmente lo es, ver la playa desde aquí hace que me llene de paz.
-A mí me pasa lo mismo es muy relajante, a veces, cuando me estreso, vengo aquí y se me pasa todo, es algo maravilloso.
-Es todo perfecto.
Me giró y entonces fue cuando pude comprobar toda su perfección iba vestido con un traje realmente elegante, le sentaba genial, aunque era raro que algo le sentase mal,le miré a los ojos y en su mirada podía ver reflejada la pasión y niñez a la vez.
-Gracias.
-¿Gracias?¿Por qué?-Me preguntó él con curiosidad.
-Gracias por ser tú el que me despierta cada mañana con un beso, gracias por quererme tanto, gracias por aguantarme, pero sobre todo gracias por estar hay siempre.
-Jaja...No...Gracias a tí porque eres lo que me faltaba en esta vida-Me sonrojé y el me cogió de la barbilla para seguidamente besarme, estuvimos un gran rato besándonos en el balcón, hasta que se nos hizo tarde y yo aun tenía que vestirme así que cogí rápidamente un vestido, me lo pusé me maquillé y me peiné, porque si Michael iba tan perfecto yo también.
Cogimos la limusina y nos dirigimos a casa de Liz, yo estaba completamente nerviosa porque Liz era una de mis actrices favoritas y encima iba a conocerla. Al cabo de un rato charlando en la limusina ésta paró y nos bajamos, la casa de Liz era realmente maravillosa, con un decoración excelente, nos dirigimos a la entrada y pude comprobar que ella estaba allí esperandonos con una sonrisa. Se acercó y nos saludó.
-¡Hola!
-¡Hola Liz!-Michael se fue hacía ella y la abrazó.
-Hola...-Dije yo con un poco de verguenza por haberla conocido.
-¡Hola!¿Tu eres la novia de Mike no?
-Bueno...
-Sí es mi novia...-Me interrumpió Michael, hizo bien, porque no sabía que decirle.
-Enhorabuena-Sonrió y nos abrazó a los dos-Bueno, entrad no os quedeis hay.
Entramos a la casa y era realmente enorme llena de unos muebles preciosos de estilo victoriano y unas habitaciones gigantes, todo era muy bonito.
Liz nos condujo hasta el salón principal, era realmente hermoso, con sofás color crema, suelo de mármol negro y blanco y paredes blancas, además de algunos cuadros antiguos.
-Liz tu casa es muy linda de verdad-Le dije yo.
-Bueno, Michael me ayudó con la decoración-Dijo ella mirando a Michael, él se estaba riendo.
-¿Aún tienes ese cuadro?-Dijo mientras señalaba un dibujo hecho a mano de un paisaje campestre.
-Me gusta tener un recuerdo tuyo.
-¿Lo dibujaste tú?
-Sí-Dijo él levantando la cabeza simulando ser arrogante y presumido.
-Mike...No simules lo que no eres cariño-Intente simular su gesto, él se rió ante mi pésima imitación.
Nos pasamos allí el día, hasta comimos allí, la verdad era que Liz era muy divertida, al final salí empapada porque estuvieron jugando con los globos de agua, fue un milagro que Mike no saliese mojado, pero se le daba tan bien. Cuando nos disponíamos a salirde la casa de Liz después de unas largas horas me agarro del brazo y acercó a él.
-¡Ei! Ah eres tú, me has asustado Michael.
-No tendrías por qué asustarte de mí, pero...Tengo algo que decirte, y..Sinceramente creo que no te va a gustar mucho cariño.
Tragué saliba bruscamente...Me iba a hacer daño...Lo sabía, lo prensentía...

sábado, 3 de abril de 2010

Capítulo 6


Michael se acercó a mi y me levantó con suavidad, me acercó a él me abrazó y empezó a mirarme con una mirada que descargaba pasión, nunca le había visto mirar así pero desde luego lo que si estaba claro era que me embriagaba con esa mirada, me acercó aun mas a él hasta que no hubo distancia entre nosotros.


-No debería estar haciendo esto.-Dijo él con una voz suave casi susurrante.


-No importa.-Le contesté yo con las mejillas rojas


En ese momento me besó, y sentí como un montón de emociones afloraban en mi interior, si fuera por mí jamás dejaría de besarle porque era tan tierno pero a la vez tan pasional que se me hacía irresistible, de repente se alejó de mi y me miró apenado.


-Esto está mal, te haré daño y no quiero.


-Tu jamás me harías daño.


-Si te lo haré, no quiero darte ilusiones con esto, es mejor que solo seamos amigos.


-Pero...


-Buenas noches.


-Buenas noches Michael.-Me di por vencida, sabía que no me dejaría hablar.


Me decepcionó por completo, nunca podría verle como un amigo sentía algo más por el, algo que era indescriptible, sobrepasaba las barreras del amor, era un sentimiento especial, no se podía comparar con ningún otro, pero aun así intentaría que solo fueramos amigos. Me dí cuenta de que no tenía pijama así que dedicí cojerle prestada una de sus camisas, me dirigí al baño y me puse su camisa, no sabía que hacer me había dejado hecha un lío, pero necesitaba descansar así que me fui al sofá, me costó lo mío quedarme dormida y al cabo de un rato oí un ruido dentro de la habitación, oí unos pasos acercándose a mí, supuse que eran los de Michael.


-¿Estas dormida?


No le contesté pero por lo que pude notar se sentó en el suelo apoyando su espalda en el sofá.


-Parece que lo estás, así que tengo que decirte algo y espero que aunque estes dormida lo oigas...Veras...Yo no quiero hacerte daño, pero a mí me gustas, no quiero hacerte daño porque yo soy famoso casi nunca estaré en casa y en el caso de que salieramos juntos casi nunca me verias, así que lo nuestro sería imposible, y es lo que mas me fastidia, porque tu eres la pieza que le faltaba a mi alma para seguir viva.


Se me escaparon unas lagrimas y no pude evitar contestarle.


-No me importa, no me importa que nunca estes en casa, sólo me importa que estes bien y que seas feliz solo eso. Y tu a mi también me gustas, siempre me has gustado y siempre me gustarás.
-Estas despierta...-Se acercó y yo me levanté, él me abrazó y sonrió.
-Sí, ah he tenido que cojer una de tus camisas...
-Ya lo veo.-Me miró de arriba hacía abajo y se sonrojó.-No...No te sienta nada mal la verdad...-Dijo él tartamudeando.
-Gracias.-Yo también me sonrojé y bajé la mirada.
-Oye no es buena idea que duermas en el sofá es incómodo.
-Pero, es que es una cama de matrimonio y hay duermes tu y me da cosa sabes es tu intimidad.
-Desde ahora comparto mi intimidad contigo.
-Esta bien...
Me cogió de la mano y me llevó hasta la cama, me acosté y el insistió en que no me apartara tanto porque al final acabaría cayéndome al suelo. Al final acabé agarrada a él, dormí bastante bien la verdad, al día siguiente estuvimos todo el día fuera, comprando, en restaurantes, en un zoo, fue todo realmente divertido, aunque sabía que cuando acabara ese mes todo volvería ser como antes, me costaría mucho olvidarme de él, aunque ya tenía asumido que "lo nuestro" por decirle algo, se acabaría cuando terminase ese mes ya que él volvería a su trabajo y yo al mío.
El día se me pasó volando y al llegar a casa nos encontramos con un saco lleno de cartas de los fans.
-Wow!
-Tendras que acostumbrarte a esto, es todo los días así pero a mí me encanta.
-Pues tienes que estar realmente cansado.
-No mucho, aunque ya es tarde, deberías irte a dormir, yo no tardaré sólo tengo que responder a las cartas.
-Solo eso.-Dije riendome.
-Si solo eso.-Me sonrió y se puso a responder.
Cuando estuvimos de tiendas pude comprarme alguna ropa, así que esta vez si que tenía un pijama. Me lo puse y me fui a dormir. Esta vez no me costó quedarme dormida, pero se notaba la ausencia de Michael en la cama. Al cabo de un rato pude notar como un lado de la cama se hundía un poco.
-Ya estoy.
-Ya era hora eh.
-Anda ven y duerme.
Me abracé a él y empezó a tararear, todo estaba perfecto y en calma hasta que...

viernes, 2 de abril de 2010

Capítulo 5


Nos montamos en la moto y volví a aferrarme fuertemente a él, me encantaba ir así era tan mágico estar con él, podía sentir como si volase, con él sólo se puede sentir libertad, felicidad y diversión, porque era tan especial, tan irreal.


Seguímos avanzando por el bosque supuse que era el camino mas cercano para llegar a Neverland, se me hizo muy corto el recorrido y pronto divisé las inmensas puertas por las que entrar a aquel paraiso de la diversión y el bienestar, podía ver el letrero que tenía escrito en letras mayúsculas y doradas "NEVERLAND", también podía ver los muros de piedra y la entrada llena de flores de todos los colores.
Michael paró la moto justo en la entrada, se quitó el casco dejando así al aire sus precisos rizos, se dirigió y tocó el pequeño timbre que había, tenía cámara, supuse que sería por la seguridad del reciento y para evitar bromas, de repenté oí la voz de un hombre que sonaba através del timbre.
-Buenas tardes señor Jackson.
-Buenas tardes Jeremy, hoy traigo compañía, si es tan amable de abrirnos la puerta...
-Si,por supuesto.
En seguida se abrieron las dos inmensas puertas de hierro, Michael se volvió a subir a la moto y entró en el recinto, era realmente maravilloso, todo estaba lleno de plantas, flores y árboles, había un caminito de piedras que conducían directamente a la gran casa que había allí.
-¿Me esperas aquí o entras?
-Entro.
Le seguí hasta la entrada de la casa, luego él se dirigió a su habitación. Me moría de ganas por saber cómo era por dentro la casa de mis sueños, cuando entré me quedé impresionada al ver los cuadros y las figuras que había, todo era hermoso, el suelo era de madera y las paredes eran de color blanco marfíl, todas las paredes estaban repletas de cuadros y ventanales, era algo majestuoso, había un montón de habitaciones, por lo que decidí recorrerme la casa en el tiempo que Michael tardara en coger la ropa que tenía que coger e irse, pasé por la sala de juegos y estuve jugando con un skate que había, no se me daba nada mal la verdad, recorrí todas las habitaciones hasta que llegué a la más especial, la de Michael, tenía cuadros de Peter Pan en las paredes, libros, un armario enorme y una cama gigante con unas sábanas blancas, también había un escritorio repleto de papeles y por supuesto estaba él, mirandome y sonriendome con su tierna sonrisa y su cálida mirada, se volvió y siguió mentiendo ropa en una pequeña maleta.
-Mike...
-Dime.
-¿Puedo preguntarte algo?
-Sí, claro lo que quieras.-Dejó de meter ropa en la maleta y se acercó a mi.
-¿Por qué no te quedas en Neverland?
-Porque ya mismo tengo que irme de viaje así que mi manager me encargó que me quedase en el Hotel.
-Pero sería mas cómodo para ti quedarte en tu casa.
-Sí la verdad es que sí pero...Hay que hacerle caso a los managers.-Me sonrió y se volvió hacia la maleta para seguir metiendo ropa en ella.
Yo me senté en la cama, era bastante cómoda, me quedé mirandole tranquilamente mientras él metía la ropa y tarareaba una de sus canciones, cuando acabó cerró la maleta y se sentó a mi lado, extendió su brazo y lo puso sobre mis hombros sin dejar de tararear, apoyé mi cabeza en su pecho, podía oir sus melódicas pulsaciones, olía tan bien, estuvimos así un buen rato hasta que llegó la hora de irnos, ya era por la noche y estábamos muy cansados.
Michael me soltó y fue a coger la maleta, luego se acercó a mi y volvió a envolverme con su brazo.
-Esta vez iremos en limusina, es más cómodo y más divertido.
-Sí, mola ir viendo la televisión mientras nos llevan.
-Sí, es genial, aunque después de pasar mucho tiempo allí metido te cansas.
-Supongo que sí aunque nunca he pasado mucho tiempo metida en una limusina.
-Ya lo pasarás.
Me guiñó un ojo y seguimos caminando hasta que nos encontramos con la limusina, me soltó para ir a meter la maleta en el maletero y yo me subí seguidamente en la limusina, después se subió él. La verdad era que el hotel estaba algo lejos de Neverland así que pasamos mucho tiempo metidos en la limusina, estuvimos charlando y algunas veces jugábamos a tirarnos bolas del papel que había en la limusina. Le pregunté que por qué llevaba papel en la limusina y me dijo que era por si algún fan se le acercaba para firmarle un autógrafo el ya llevaba papel. Nos lo pasamos muy bien en el tiempo que estuvimos juntos en la limusina. Estuvimos cerca de tres cuartos de hora allí metidos, pero fue realmente divertido. Cuando la limusina paró Michael me sacó de la mano y el conductor le llevó las maletas a la habitación, Michael me condujo hasta su habitación, me fijé en que sólo había una cama de matrimonio, pero no importaba, si me quedaba a dormir allí decidiría dormir en el sofá no quería molestarle. Había un balcón enorme y las ventanas tenían unas cortinas finísimas que se movían con el aire. Michael no se apartó de mi en un sólo momento.
-¿Te gusta?
-Me encanta tu habitación Michael, es preciosa.
-Sí, es muy bonita, pero lo que mas me gusta son las vistas que se pueden ver desde el balcón, después te las enseñaré tienes que estar hambrienta, no has comido nada desde el mediodía.
En ese preciso momento mis tripas sonaron y yo me llevé las manos al abdomen.
-Con eso me basta, voy a llamar al servicio de habitaciones.
Michael se dirigió al teléfono y empezó a marcar el número del servicio de habitaciones y cuando le contestaron empezó a pedir comida, demasiada comida me pareció oir.
-Ya esta todo pedido.
-Me da que has pedido demasiado.-Dije riendo levemente.
-Es para los dos tranquila.-Me sonrió y se acercó a mí.
-Si yo estoy tranquila, lo que pasa es que no soy de mucho comer, y además has pedido cosas que sonaban raras.
-Comida Japonesa.
-Genial.-Dije en tono sarcástico
De repente tocaron en la puerta y Michael fue a abrir, entró una señora y dejó la bandeja que traía en la mesa que había en el centro de la habitación.
-¿Me vas a hacer que me coma eso?.-Tragué saliba porque nunca había comido comida japonesa y no sabía si estaría buena o no...
-Si.-Hizo una risa malvada lo cual hizo que yo soltara una carcajada.
-No me lo pienso comer y me da igual lo que me digas.
-¿Cómo que no?.
Comenzó a perseguirme por toda la habitación con un trozo de sushi, hasta que tropecé y caí encima de la cama y él conmigo.

Capítulo 4


Me acerqué a él con ademán de besarle pero el me tapó la boca con su mano y me alejó un poco, se acercó a mi y me susurró:


-Es demasiado pronto.

Yo quería hablar pero seguía tapándome la boca con su mano, era algo incómodo, pero llevaba razón era demasiado pronto, aunque yo le quería no sabía sus sentimientos, cometí un error al intentar besarle, así que cogí su mano y la aparté de mis labios para intentar pedirle perdón, porque realmente me sentía fastidiada.

-Lo siento no debería...

Me dio un abrazo lo que hizo que mis pulsaciones fuesen a mil por hora, ni siquiera me dejó terminar de hablar. Nos pasamos un gran rato abrazados en la acera, podía oír sus pulsaciones, estaban aceleradas, se me ocurrió mirarle y me fijé en que estaba rojo, pero aun así era hermoso. De repente me soltó dulcemente y se puso a mirar su reloj.

-Vaya mira que hora es, debo irme, mañana pasaré a recogerte quiero llevarte a un sitio especial.

-Te he dicho varias veces que no debes tomarte tantas molestias por mí.

-Es que quiero tomarme estas "molestias" como tu dices, porque son para ti, pero te aseguro que no son molestias.

Me sonrió me cogió de la mano y me besó en la frente. Vi como llegaba una limusina y aparcaba enfrente nuestra.

-Hasta mañana, recuerda...Vendré a recogerte.

-Si, hasta mañana.

Me dedicó una sonrisa y se metió en la limusina, me quedé mirando como se iba alejando poco a poco, cuando ya no la divisaba entré en casa y me senté en el sofá para reflexionar sobre todo lo que me había pasado ese día, al cabo de un rato me cansé de pensar en todo aquello y me fui a cenar, estaba cansada, y el día fue realmente extraño para mí, así que decidí irme a dormir porque supuse que el siguiente día iba a ser muy divertido y necesitaba tener todas mis fuerzas.

A la mañana siguiente oí un ruido de motor de moto y me desperté rápidamente para asomarme por la ventana y ver quien era el que estaba haciendo semejante ruido, la sorpresa me la llevé al comprobar quien era, no pude evitar reírme.

-¡Buenos días princesa!.-Gritó desde la carretera.

-¡Jaja bueno días...Motorista!

Aparcó la moto y se acercó a la ventana.

-¿Qué tal has dormido?

-Genial, y podría estar dormida aun si no fuese por ti.-Me dí la vuelva y le dí la espalda, me hice la enfadada, pero en realidad me estaba riendo.

-No te enfades, por favor.

Me giré de nuevo y me encontré con su maravillosa sonrisa, había hecho que me despejase por completo.

-No podría enfadarme contigo, ahora si me permites me voy a vestir.

-Si, si claro.-Agachó la cabeza y se sonrojó.

Yo me fui hacia el armario y saqué la ropa, me fui a la ducha, me vestí y peiné. Después salí a la ventana para comprobar si seguía hay y estaba sentado debajo de un árbol con el gorro en la cara y decidí hablarle.

-¡Ei Mike!

-¡Dime!

-Ven hombre no me hagas gritar.

Se acercó a mi y se apoyó en el borde de la ventana.

-¿Me darás tiempo para desayunar?

-Sí, pero aquí no, vamos a otro lugar, sal y te llevaré en la moto.

-Espero que no me mates.

-Se me da mejor de lo que tu te crees eh.

-Eso habrá que verlo.

Salí de la casa y vi a Michael, él ya estaba subido en la moto y yo me dirigía hacia ella.

-Ten el casco.

-¿Tu no llevas?

-Si ahora me lo pongo esta aquí ¿ves?.-Me dijo señalando a sus pies, y efectivamente hay estaba el casco.

-De acuerdo.

Me puse el casco y me subí a la moto me aferré a él con todas mis fuerzas, porque la verdad era que pocas veces me había montado en moto, estuvo un largo rato conduciendo, iba suave, llevaba razón no se le daba nada mal conducir la moto, el paisaje era estupendo, pasamos por delante de la playa y podía ver las palmeras y escuchar el sonido de las olas, el cielo estaba completamente despejado y el sol era espléndido, también podía oír a las gaviotas, iba totalmente relajada.

-¿Qué tal vas?

-Estupendamente, conduces de maravilla.

-Te lo dije.-Dijo él con todo de superioridad pero a la vez simpático.

Esbocé una sonrisa, me sentía feliz y libre al estar con él.

-¿A dónde vamos?.-Dije al observar que nos dirigíamos hacía el bosque.

-A mi lugar mágico.

-Vale...

-Te encantará.

-Seguro que sí.

Había sombras, provocadas por la altura de los inmensos árboles, todos recubiertos de hojas verdes, podía oler el aroma que desprendía de los pinos, de repente paró la moto en un especie de descampado, el suelo estaba cubierto de flores de todos los colores, había una manta y una cesta llena de comida, aun había sombra de los árboles en el descampado.

-¿Qué te parece?

-Todo esto es hermoso Mike, gracias por haberme traído aquí.

-No me tienes que dar las gracias, te las doy yo a ti por acompañarme, pero recuerda que no le puedes decir a nadie donde esta esto, es el único lugar donde puedo descansar de todo.

-Tranquilo puedes confiar en mí.

Esbozó una sonrisa cálida lo que hizo que yo también sonriese.

-¿Comemos?

-Si claro.

Nos sentamos en la manta y empezamos a comer tranquilamente, a veces pude observar como Michael me miraba, y yo también le miraba, o charlábamos sobre nuestras vidas, nuestros pasados, sobre qué queríamos llegar a ser, o sobre lo que éramos, a veces me contaba tonterías o se dedicaba a hacer el payaso y sonreír, esa era una de las muchas cosas que lo distinguía de un adulto, no tenía miedo al ridículo, ni a divertirse. Nos lo pasamos realmente bien, estuvimos toda la mañana allí jugando y divirtiéndonos.

-Oye, quiero que te quedes a dormir hoy conmigo, veremos pelis, comeremos palomitas y en fin, nos divertiremos.

-Será genial.

-Entonces si quieres nos vamos ahora, pero tengo que pasar por Neverland para recoger algunas cosas.

-¿Por Neverland?

-Si, por Neverland.

-¡Genial!

-Veo que te entusiasma la idea, pero antes tenemos que recoger todo esto, no podemos dejarlo aquí tirado.

-Si.

Empezamos a recoger y cuando terminamos lo tiramos todo a unos contenedores que había cerca de allí, nos dirigimos a la moto, nos montamos y fuimos hasta Neverland.
Todo aquello me parecía un verdadero sueño, pero si lo era no quería despertar jamás, porque podría ser que si me despertaba desaparecería todo lo que mas quiero y mas he deseado siempre, lo demás no me importaba solo quería seguir estando con Michael, solo eso.









jueves, 1 de abril de 2010

Capítulo 3



Esa noche descansé plácidamente, al día siguiente sería sábado así que no tendría ningún inconveniente en ir a ver a Michael por la mañana y pasar toda la mañana con él y por la tarde podría ir a ver a mi hermano, iba a ser un día movidito pero sólo quería que amaneciese para ver a Michael, tuve demasiada suerte al conocerle.

Se hizo de día muy pronto, me levanté a las diez de la mañana, desayuné, me duché y arreglé un poco la casa, después me dispuse a llamar a un taxi porque el hotel Four Seasons me pillaba un poco lejos, no se qué sorpresa tendría para mí Michael, pero aunque lo conocía desde hacía poco podía ver en sus ojos el alma de niño que tenía, era algo que me encantaba porque podía llegar a ser muy niño pero a la vez muy hombre, había veces que me quedaba un poco pillada mirando sus ojos porque realmente eran hermosos como todo él la verdad.

El claxon del taxi interrumpió mis pensamientos. Salí a la entrada de la casa y pude ver el taxi, me dirigí a él y me subí, el taxista me daba algo de conversación en el trayecto para no aburrirme, eso era lo que me encanta de viajar en taxi que puedes encontrarte con gente de muchos tipos, pero también me gustaba admirar los árboles que ya estaban en flor por la primavera, eran preciosos, y el cielo azul decorado con algunas nubes blancas como algodones de azúcar, podía soñar despierta admirando aquel paisaje, podía soñar con Peter Pan que surcaba el cielo volando tranquilamente y a campanilla a su lado, siempre ella, protegiendo a Peter de todos los riesgos que sufriese, era maravilloso.

Por fin paramos en la entrada del hotel, le pagué al taxista y salí del taxi, entré al hotel y era maravilloso, la entrada enorme con las paredes de un tono crema y el suelo de mármol, en el centro había una gran mesa con un gran jarrón lleno de flores, había unos cuadros espectaculares en las paredes, a la derecha se situaban los ascensores y la entrada a la cafetería, y a la izquierda la recepción y las inmensas escaleras que conducían a las habitaciones y de mas salas que este majestuoso hotel contenía, decidí dirigirme a la recepción y preguntar por Michael a la señorita rubia que estaba allí sentada mirando el ordenador.

-Perdone.

-¿Usted es la señorita que está esperando el señor Jackson?

-Si, al menos eso creo.

-Está bien, acompáñeme.

Seguí a la mujer hasta una sala que estaba cerrada.

-El señor Jackson me dijo que usted debía esperarlo a él aquí dentro.

-De acuerdo.

La chica abrió la sala y cuando entré me quedé boquiabierta, era una sala llena de libros, una inmensa sala llena de libros, de todo tipo, infantiles, de misterio, de toda clase de libros que una se podía imaginar, había una gran iluminación y un gran ventanal con unas cortinas preciosas, había varios sillones de tapizado rojo y unas pequeñas mesas, las estanterías eran de un color madera oscuro y tenían escaleras ya que eran altísimas estaban repletas de libros.

-¡Estas aquí!

-¿Qué es todo esto? No deberías tomarte tantas molestias por mi Mike.

-¿Mike?

-Sí...¿No te gusta que te llamen así? Dejaré de hacerlo si así lo deseas.

-No, no al contrario me encanta que me llamen Mike.-Esbozó una gran sonrisa mostrándome así sus dientes perfectos.

-De acuerdo, ¿cómo sabías que me gustaba leer?

-Cuando chocamos en la calle ibas metida de lleno en la lectura, me fijé en eso y decidí alquilar esta sala para que tu y yo leamos juntos.

-No deberías hacer tanto por mí, yo no tengo nada que ofrecerte a ti a cambio.

-Con tu compañía ya me lo das todo.

Fue lo mas bonito que me habían dicho en la vida, nos quedamos durante un gran rato mirándonos hasta que él nos interrumpió a los dos.

-Te dije que sólo estaría aquí un mes ¿no?

-Sí...

-Pues vamos a aprovecharlo, jamás tengo tiempo libre pero estoy intentando conseguir este mes libre para pasarlo contigo porque creo que aun tienes ese niño que todos tenemos dentro pero que al final acabamos perdiendo cuando nos convertimos en adultos, es una verdadera pena y hay poca gente que lo conserva, da la casualidad de que yo te he encontrado a ti y que tu tienes aun a ese niño dentro de ti. Me iré un día de estos, pero volveré a buscarte.

-Puede ser que yo tenga a ese niño dentro de mi Mike, pero tengo un trabajo ¿sabes?

-Yo también, y bueno, como ya has podido comprobar yo consigo todo lo que me propongo, así que te he conseguido este mes de vacaciones, espero que no te importe.

-No, no me importa en absoluto, y más si voy a pasar este tiempo contigo, nos lo pasaremos en grande.

-¡Sí! ¡Será genial! Tengo un montón de planes.

-Vaya si que eres rápido.

-Sí, pero quiero disfrutar a tope.

Nos pasamos la mañana charlando y ojeando algunos libros, hasta que se hizo tarde y tuve que irme a ver a mi hermano.

-Mike tengo que irme a ver a mi hermano.

-No importa iré contigo.

-¿En serio?

-¡Sí! Quiero conocerlo.

-Esta bien, gracias.

Me acompañó hasta la salida yo tenía la intención de pedir un taxi pero...

-De eso nada, yo tengo una limusina.

-¿Quieres que yo vaya en limusina contigo?

-Claro, ir en limusina es lo más, hay televisión y todo.

-Entonces voy.

-Sabía que no te negarías.

-Jamás me negaría a algo que tuviese que ver contigo.

Él sonrió y me guió hasta el aparcamiento donde estaba situada la limusina, me abrió la puerta gentilmente y me subí, estaba fascinada era enorme y era verdad lo que dijo Michael, tenía televisión, era genial todo.

Llegamos rápidamente hasta mi antigua casa, estaba la moto destrozada de mi hermano y el coche de mi padre así que supuse que él también estaría, nos bajamos de la limusina y nos acercamos a la puerta. Toqué el timbre y nos abrió mi madre.

-Hola cariño, hola Michael...¿¡Michael Jackson?!

-Si señora.

-Hola mamá.-Dije avergonzada, estaba sonrojada lo supe por que un calor invadió mis mejillas, entré cabizbaja por la vergüenza.

Michael me cogió de la cintura por detrás lo que hizo que me estremeciese.

-No te preocupes.-Me susurró.

-No no si preocupada yo no estoy.

Seguimos avanzando hasta llegar al salón donde estaban mis dos hermanos y mi padre viendo la televisión.

-Hola.-Saludó Michael como si todo fuese lo mas normal del mundo.

Mi hermano se acercó a él con curiosidad le miró y le dijo:

-Tu eres Michael Jackson ¿no?

-Sí.-Respondió Mike con su sonrisa en la cara.

-¿Qué eres el novio de mi hermana?

-Eh...

-¡Aleeex!¡Hermanito mío querido ven!

Se acercó a mi lentamente.

-¿Qué pasa?.-susurró, lo que hizo que yo también le hablase susurrando.

-Enano, ¿cómo va a ser mi novio? Es famoso, y nos acabamos de conocer por casualidad ¿Vale?

-Venga ya pero si desde pequeña estas colada por él, que yo me acuerdo.

-Si yo si, pero él no está colado por mí así que no digas idioteces.

-De acuerdo.

Mi hermano se alejó y se sentó al lado de mi padre, Michael también se sentó a su lado, no lo comprendía era todo tan normal, no se...Era raro...Estaban mi padre, Michael y mi hermano tan tranquilos viendo la televisión y comentando sobre lo que salía. Yo me pasé la tarde con mi madre y admirando la belleza de Michael.

-Bueno, es tarde debemos irnos ya.-Dije yo con ademán de intentar que Mike se desenganchase del partido de fútbol.

-Si ya es hora de irnos.

-¡Adiós! Vendré a visitaros otro día.

-¡Adiós hija!¡Adiós Michael!

Salimos corriendo de allí, tenia ganas de irme ya la verdad.

-Tu familia es encantadora.

-Bueno...Un poco.

Se rió a carcajadas.

-Bueno, creo que debería acompañarte a casa.

-¿Vamos andando? Esta cerca de aquí.

-Esta bien.

El trayecto hasta mi casa se hizo silencioso, sólo admirábamos las estrellas, pero como siempre Michael interrumpió ese silencio con su melodiosa voz.

-¿Sabes? Quiero ir a las estrellas.

-Y yo, son preciosas.

-Si...Quiero volar hasta ellas.

-Sólo hay una manera de hacerlo y es dejando volar la imaginación.

-Si, llevas mucha razón, me encanta tu forma de expresarte, tan madura pero a la vez tan sincera.

-Bueno a mi me encanta tu forma de ser, eres realmente único, es cómo, si de algún modo los dos encajáramos en el mismo puzzle.

Michael se acercó demasiado a mí tanto que casi no había distancia entre nosotros y enrrendó una mano en mi pelo mientras que con la otra sujetaba mi barbilla.

-Eres realmente especial.-Dijo él acercándose aun mas a mí.